
La violencia obstétrica impacta especialmente a mujeres jóvenes, indígenas y de bajos recursos, vulnerándolas mediante abusos físicos, psicológicos y tratos poco éticos por parte del personal de salud. Se evidencian prácticas como la falta de consentimiento informado, humillación y procedimientos innecesarios. La desinformación y las barreras culturales agravan su situación, incrementando la vulnerabilidad. Erradicar este problema exige sensibilizar y capacitar al personal de salud, promoviendo la atención digna, el acceso a la información completa, la autonomía del propio cuerpo y el bienestar de las mujeres atendidas.
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