
El estrés crónico tiene un impacto significativo en la salud cardiovascular, especialmente en el desarrollo del síndrome coronario agudo (SCA), pues bajo estrés constante, nuestro cuerpo libera hormonas, que pueden endurecer los vasos sanguíneos, aumentar la inflamación y contribuir a la acumulación de placas en las arterias, elevando el riesgo de infartos. Por otro lado, el estrés laboral, los conflictos personales y vivir en entornos urbanos densos también incrementan este riesgo, complican la recuperación y aumentan las probabilidades de futuros eventos cardíacos. En consecuencia, adoptar un estilo de vida saludable y manejar el estrés son esenciales para proteger el corazón.
También puede {advancedSearchLink} para este artículo.